lunes, 23 de febrero de 2015

Fragmentos de una mente social




Un amigo me contó una vez que cierto día necesitaba ir desde la universidad hasta su casa, el problema en ese entonces fue que mientras esperaba el bus y se mete la mano en los bolsillos, se dio cuenta que no tenía dinero para transportarse, estaba pensado qué hacer cuando de pronto nota que, de lo lejos, se acerca una multitudinaria muchedumbre con pancartas y carteles exigiendo igualdad por sus derechos con tonos furiosos e indignados por la sociedad en la que les toca vivir, de pronto a mi amigo se le enciende la mecha y pues, aunque no soluciona el problema, se planteó la idea de para no caminar él sólo todo ese trayecto desde la bomba el amparo hasta el pie de la popa, decidió ir acompañado por ese grupo de seres humanos que por lo menos estaban intentando demostrar a los demás de que juntos sí podemos hacer la diferencia y lograr hacer llegar nuestras creencias e ideas a muchas personas. A los 10 minutos de haber empezado la marcha junto a esas personas desconocidas, se le acerca un periodista de algún medio local y le pregunta que “¿Por qué marcha?” a lo que mi amigo le responde que no sabe (al día siguiente aparece una nota en dicho periódico diciendo que encuestaron a 10 personas de las más de 60 que asistieron) y ninguna sabia por qué marchaban y mi amigo en tono burlón me dice que ese día mucha gente se había quedado sin pasaje. Aparte de eso, él considera que ese día fue uno de los días más fructíferos de su vida, estando dentro de ese conjunto de seres sensibilizados y concientizados por las problemáticas de otros, aprendió y pudo conocer gente de muchas partes, logrando así conocer gente nueva, otras culturas, diferentes acentos, aprendió a hablar mandarín, hizo tres maestrías y un doctorado, adoptó un perro y hasta donó sangre. Todo eso, dice él, lo logró en el ámbito personal y fue algo que llenó su alma y mente, llegando a catalogarlo como una experiencia magnifica y única. Aunque su fin inicial solo era llegar hasta su hogar donde lo estaban esperando sus familiares que cada día esperan que llegue sano y salvo a sus brazos, felices de proporcionarle alimentos y mucho cariño, el personaje de esta historia logró algo mas que eso, obtuvo un alimento que no se consigue en cualquier lugar, se dio cuenta de que, aunque somos pocos los que luchamos por los problemas de muchos, una sola alma puede hacer la diferencia si desde su propio espacio amolda su entorno para hacer de este lugar en el que vivimos, una posada un poco más agradable, un lugar en el que hasta los extraterrestres quieran invadirnos. Como ser sentimental que es, por supuesto, quedó con la conciencia inquieta sobre lo que había pasado, pero a la vez había algo que paulatinamente estaba creciendo en su interior, muchas dudas, muchas preguntas. “¿Qué si yo hubiera nacido en otro entorno familiar? ……sumido en la ignorancia……. O peor ….. fiel creyente de lo que dice la sociedad de lo que es y lo que no debe ser”. 

Cómo puedo yo ayudar desde lo poco que tengo a cumplir esa meta global. Ya no necesita signos de interrogación. J